Valores y deporte

VALORES Y DEPORTE

Educar en valores se hace necesario para crear un mundo más justo, con ciudadanos y ciudadanas más responsables en el ámbito moral y del civismo. La enseñanza no debe limitarse al aprendizaje de materias, habilidades y conceptos, debe ir más allá para crear un bienestar social. Y, además de las relaciones entre personas, crear una sociedad más justa e igualitaria implica apostar por el medio ambiente, por la promoción de la salud, por un consumo racional y un desarrollo sostenible.

El valor es un concepto muy amplio. Refiriéndose al valor de una persona como calidad o virtud, los valores pueden ser considerados como bienes morales o principios de gran importancia para un grupo social. Los valores definen los pensamientos e intereses de las personas, determinan sus conductas y forman parte del sistema de creencias individual. También hacen responsabilizarnos de nuestros actos. Algunos de los valores humanos son: el respeto, amor, libertad, justicia, bondad, lealtad, paciencia, honestidad, etc.

De forma más sencilla, se podría decir que los valores son todo lo aprendido que nos hace sentir mejor persona.

El ámbito deportivo tiene el poder de proporcionar un marco universal para el aprendizaje de valores y así contribuir tanto al desarrollo personal (honestidad, humildad, satisfacción, salud, tolerancia) como al desarrollo de la sociedad (respeto hacia los demás, relaciones de amistad, cooperación, compañerismo, responsabilidad social, cohesión de grupo).

La perseverancia, el sentimiento de logro o la competitividad son valores positivos, siempre que actúan otros valores como el respeto, la honestidad o la humildad.

Los chiquillos y chiquillas que practican deporte ven muy condicionada su conducta en función de lo que pasa en su entorno. Por ejemplo, si un niño que está jugando un partido comete una falta, se pita y sus padres o los seguidores de su equipo protestan la decisión del árbitro, el niño repetirá y normalizará la conducta de protestar, rebatir las reglas del juego, e incluso, cometer más faltas. Ocurre lo mismo si tras el partido escucha a sus seguidores criticando e insultando al árbitro o al equipo rival.

Según la RAE, la deportividad es la actitud de quien acepta de buen grado una situación adversa. En el área deportiva, la deportividad incluye respecto al adversario, a las reglas del juego, el espíritu deportivo y la amistad. Predomina el comportamiento ético sobre el afán de ganar. Esto va dirigido a los jugadores y jugadoras, padres y madres, entrenadores/as y árbitros/as.

Los padres y madres son, quizás, la influencia más importante de los niños y niñas, y también quienes, seguramente, los hayan iniciado en el deporte. La actitud de los padres y madres influencia directamente en la conducta y el estado de ánimo de sus hijos e hijas, por lo que, en ocasiones, deberán realizar un esfuerzo. Este esfuerzo se puede reflejar animándolos, acompañándolos a los partidos o felicitándolos si han actuado bien, pero también actuando de una forma premeditada y racional. Tendrán que actuar con autocontrol y enmascarar ciertas emociones para no perjudicar a sus hijos, por ejemplo, si su hijo ha ganado el combate de kárate pero el rival ha acabado llorando, prioriza valorar su progreso antes que ensayar su orgullo. También, cuando le hacen una falta a su hija o simplemente le hurtan el balón, mejor apoyarla sin tener que insultar al rival.

Los entrenadores/as son la persona más cercana a los chiquillos y chiquillas cuando se practica el deporte, por ello, muchos de ellos son imitado por sus alumnos, por lo que deben servir como ejemplo y actuar siempre con deportividad. Además de los valores generales, si se trata de un deporte de equipo, los entrenadores deben fomentar la participación de todo el grupo, la cooperación entre jugadores y jugadoras, el compañerismo y diversión, y es conveniente que tengan una buena relación con los padres y madres del club.

El papel de la persona que arbitra es valorar si ha habido alguna transgresión del reglamento, y sancionar si es necesario. En deportes infantiles, también se valora si ha habido algún acto antideportivo o se han incumplido ciertos valores. El árbitro debe disponer de algunas herramientas pedagógicas para crear conciencia de la actitud que conviene adoptar en el terreno de juego, para crear durante la competición un clima agradable.

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